Las desigualdades, el hambre y la guerra son la mayor expresión del fracaso humano individual y colectivo, y ambas siguen bien presentes en el inicio de 2009. Casi 1.000 millones de personas están subalimentadas en el mundo. Antes que judío o palestino, a nadie le preguntaron dónde quería que le nacieran, se es -o se debe ser- persona.
Vivimos en una esclavitud, no hay libertad; en una pobreza de democracia mundial. En donde la naturaleza pierde su equilibrio y camina hacia la destrucción. No somos libres de elegir lo que nos pasa, pero sí cómo lo pasamos. Savater dice: «En una democracia políticos somos todos».
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